¡Alégrense hermanos, Cristo
está por nacer!
La Iglesia como madre y maestra enseña - en su anunció
de la Buena Nueva – revela a Cristo que pide nacer y habitar en los corazones
de cada persona.
Marcos
Medina
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Nacimiento del Niño Dios. |
Al llegar al último mes del año, lo primero que se les
viene a la mente a las personas son vacaciones, regalos, estrenos, pólvora y
alegría. Sin embargo, diciembre es mucho más que eso, es, como dice un sacerdote,
"una nueva oportunidad para vivir, un volver a nacer". La Iglesia
ahora no solo celebra la despedida de un año, sino sobretodo el origen de la
alegría de los cristianos, el nacimiento de nuestro Redentor.
La Iglesia contempla y celebra el misterio de la
Encarnación, viviendo el Adviento. Un momento de espera que adquiere un
profundo valor en los cristianos católicos por que fue el tiempo en el que
Cristo se hizo hombre y habitó entre nosotros (Juan 1:14).
La Iglesia como madre y maestra enseña - en su anunció
de la Buena Nueva – revela a Cristo que pide nacer y habitar en los corazones
de cada persona, cada familia y cada sociedad. Como buenos cristianos y
obedientes a la Palabra de Dios debemos abrir las puertas de nuestras vidas
para que el niño que pronto nacerá encuentre un lugar, tal vez sea sencillo y
pobre, pero que se refleje nuestra débil
naturaleza humana y donde el Verbo que se hizo carne en el vientre de María,
así como lo hizo en Belén, nazca, sonría y bendiga nuestros vidas.
MISAS DEL NIÑO
DIOS
Como preparación y en camino a ese nacimiento, la
Iglesia convoca a los fieles católicos a vivir plenamente este tiempo
asistiendo a las "Misas del Niño", a las que desde la madrugada del
16 de diciembre hasta el 24, acuden niños, jóvenes y adultos para rezar con
mucho fervor el novenario al niño que para esas fechas está próximo a nacer.